REFLEXIONAR, RELATIVIZAR Y MOTIVAR


 Muchas veces contemplamos cómo nuestros alumnos se quejan de hechos o situaciones que nosotros no vemos tan preocupantes desde nuestro punto de vista como adultos y profesores. Un resultado de examen no satisfactorio; una urgente necesidad de comentar una cosa en un contexto no adecuado o una norma que no les gusta, pueden abrir toda una retahíla de quejas y protestas enérgicas propias del carácter adolescente. Tema aparte constituyen sus quejas sobre los bienes materiales: la necesidad de tener un último modelo de cualquier dispositivo electrónico, verse privados temporalmente del móvil o el mero hecho de quedarse sin batería o datos en según qué momento, desatan un auténtico torbellino que resulta, en la mayoría de casos, desproporcionado.
 Yo considero que hemos de procurar hacerles ver que no pensamos que sus problemas no sean importantes, porque es evidente que en su contexto y viendo su reacción lo son. Sin embargo, podemos invitarles a conocer el término RELATIVIZAR con el fin de que en una próxima ocasión afronten su queja desde un punto de vista más externo, lo que sin duda les ayudará a buscar una mejor solución sin perder energías en protestas o salidas de tono que no les aportan nada bueno.
Para estas ocasiones, yo suelo ponerles este cortometraje filipino de 2006, dirigido por Ferdinand Dimadura que en poco más de 6 minutos nos da una metafórica bofetada de realidad.


"Pollo a la carta" es una pequeña historia donde dos adolescentes acuden a un restaurante de comida rápida en una gran ciudad y piden unos menús con pollo frito empanado con su correspondiente guarnición. Las chicas tienen prisa por llegar a algún sitio y dejan sus platos a medias. Seguidamente, vemos a un hombre de aspecto humilde que acude al mismo restaurante pero entra por la puerta de atrás. En la cocina le permiten llenar varias bolsas con los restos de todos los platos del restaurante cogiéndolos de los cubos de basura. Este hombre carga las bolsas en una bicicleta con un remolque provisto de un cubo y hace un largo recorrido hasta llegar a una aldea rural donde un grupo de niños vestidos con harapos le reciben con alegría y se abalanzan sobre el cubo con restos de pollo. La historia termina cuando el protagonista entra en su casa, una cabaña más parecida a una chabola que a una construcción ordinaria, donde su mujer y sus hijos le esperan con la mesa puesta. La madre reparte cuidadosamente los restos de pollo mordisqueados por los habitantes de la gran ciudad entre sus hijos, quienes los reciben como un auténtico manjar.


 Una vez visto, podemos iniciar el debate con nuestro grupo. El principal objetivo es que trabajemos los términos RELATIVIZAR y CONTEXTUALIZAR a la hora de quejarnos de algo y para poder afrontar aquello que les incomoda con más calma y madurez.
 Pero además, de este cortometraje podemos extraer más temas para hablar con ellos: podemos preguntarles para que valoren el hecho de desperdiciar la comida como hacen las chicas de la película o incluso ir más allá y entrar en el tema de hábitos saludables en relación con los restaurantes de comida rápida. Por otro lado, podemos hacer hincapié en la actitud del padre que reparte primero comida entre los niños de la calle y luego atiende a sus hijos que, dentro de su pobreza, parecen más afortunados o simplemente comentarles cómo la pobreza no esta reñida con la educación, la disciplina y vivir en un entorno con unas normas mínimas: una mesa puesta, con los niños esperando su turno y respetando la oración de agradecimiento antes de comer etc.
 Finalmente, podemos invitarles a que nos comenten las diferencias entre las chicas del comienzo y los niños del final en cuanto a su ropa, utensilios, entorno y así canalizar el tema hacia las desigualdades del mundo en el que vivimos y lo realmente afortunados que somos.
 Esta actividad suele tener bastante calado entre el alumnado y será un éxito si a partir de ella, aprenden a "contar hasta diez" o a reflexionar sobre la manera en la que exponen una queja. Sin embargo, en algún caso puede despertar un sentimiento de frustración al verse incapaces de contribuir desde su entorno habitual a la consecución de un mundo más justo... Es el turno de la MOTIVACIÓN.
 Nuestros alumnos tendrán bastante razón si nos responden que independientemente de cómo se comporten, el mundo va a seguir siendo igual de injusto y desigual, pero tampoco les vamos a dar completamente la razón ni a permitirles que digan que no hay nada que ellos puedan hacer. Vamos a contarles la historia de RYAN HRELIJAC

(ryanswell.ca)


Ryan era un niño canadiense que escuchó cómo su maestra les explicaba la situación de muchas zonas de África donde ni siquiera tenían acceso al agua corriente. El chico le preguntó a su maestra sobre posibles soluciones a este hecho y ella le habló de una asociación "WaterCan" que construía pozos en zonas subdesarrolladas. Ryan movilizó a amigos y familiares para recaudar los 2000 dólares que costaba la instalación de un simple pozo según esta asociación y así, en enero de 1999, un nuevo pozo que abastecía a varios poblados de Uganda se puso en marcha. A partir de entonces, la leyenda de Ryan Hrelijac no hizo más que comenzar.
 Ryan creció sin dejar su activismo a pequeña escala hasta que se creó la fundación "Ryanswell", centrada en la instalación de pozos de agua en zonas con necesidades de todo el continente africano y a partir de la cual Ryan es conocido como "el niño que dio de beber a media África". Además, en su primera visita a África, Ryan conoció la terrible historia de uno de los llamados "niños de la guerra", Jimmy, con quien entabló amistad e incluso convenció a sus padres para que lo adoptaran.
 En la actualidad, Ryan se ha convertido en ingeniero hidráulico y continúa recaudando fondos para su fundación que no sólo construye pozos sino que dota de servicios sanitarios y de educación en zonas empobrecidas del continente africano.

(Otawacitizen.com)

 
 La historia de Ryan, un niño que provenía de un entorno económico medio y con una situación familiar y social similar a la de la mayoría de nuestros alumnos, puede despertar en ellos la idea de que, a veces, con esfuerzo y tesón sí que se pueden conseguir grandes cosas. Podemos añadir a este mensaje una información de aquellas organizaciones locales o internacionales que se dediquen a labores solidarias y a las que pueden pedir información sobre sus actividades. ¿Quién sabe si tenemos un futuro Ryan Hrelijac en nuestra aula?



 

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